"No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños".

» Cicerón (106 AC-43 AC), escritor, orador y político romano.

miércoles, 20 de agosto de 2014

LOS SOCIALISTAS QUE SALVARON AL REY

El día que se evitó el linchamiento de Alfonso XIII y su familia

Puerta del Sol (Madrid) a la proclamación de la Segunda República (14/4/1931)
      14 de abril de 1931. Comienzan a conocerse los resultados de las elecciones municipales del día 12. La contundencia del resultado sorprende incluso a los propios republicanos, 41.224 concejales monárquicos frente a 39.248 republicanos. Con una diferencia: los republicanos proceden de las principales ciudades y, por tanto, conforman la abrumadora mayoría del voto libre y sincero; a diferencia del voto monárquico, que proviene de las zonas rurales controladas por caciques que falsean el voto a voluntad del poder.


La proclamación

Alfonso XIII (1886-1941)
      Eibar fue el primer municipio en alzar la bandera republicana a las seis de la mañana. A la tarde le seguirían las principales ciudades del país. La multitud inunda las calles. La situación se hace insostenible para el rey. Alfonso XIII consulta a sus ministros. De la Cierva le propone la resistencia armada. El general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, ha declarado la lealtad a la república al Ministro de Gobernación en la sombra, el conservador Miguel Maura. Resistir supondría la guerra civil. Alfonso XIII no quiere sangre y —en un último acto de mesura y honra de las que tanto careció— decide atender el clamor popular y marchar al exilio. El Conde de Romanones, Ministro de Estado, se pone en contacto con el Presidente del Gobierno de la República en la sombra, el conservador Niceto Alcalá-Zamora. El presidente republicano niega que pueda garantizar la seguridad del rey si éste no abandona la ciudad ese mismo día. La multitud, que ha derruido estatuas monárquicas e incendiado iglesias, abarrota la Plaza de Oriente frente al Palacio Real.


La anécdota

Plaza de Oriente el 14 de abril
      Ante la enfervorizada multitud, socialistas de la Casa del Pueblo de Madrid y simpatizantes, con brazaletes rojos que como tales les identificaban, cercaron el Palacio de Oriente entrelazando sus brazos para evitar cualquier tipo de acto violento que pudiera desacreditar a la recién proclamada república o atentar contra la vida del rey o de su familia. Afortunadamente así fue. Alfonso XIII abandonaría Madrid ese mismo día y —salvo una noche llena de ansiedad para la reina y sus hijos en el Palacio de Oriente— no habría que lamentar ningún incidente. La monarquía había caído, Alfonso XIII partía al exilio y la recién proclamada república daba sus primeros pasos.


FUENTES:
* DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: España Tres milenios de historia, Marcial Pons, Madrid, 2007. 
* JACKSON, Gabriel: La República Española y la Guerra Civil, Crítica, Barcelona, 2006.
* TAMAMES, Ramón: La República. La era de Franco, Alianza Editorial, Madrid, 1988.




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